Proyección de La Ciudad Invisible en la fachada de Tabacalera
"La proyección se realizará sobre la fachada del edificio de Tabacalera, del 13 al 17 de febrero, de 19h a 24h"
La Ciudad Invisible es una proyección de imagen en movimiento que remite al espectador a la ciudad, una ciudad que responde al refinamiento y también al movimiento cotidiano que presentan los personajes que transitan en ella.

Una propuesta del artista Javier de Juan, resultado de un proceso de investigación sobre la síntesis del movimiento que ha tenido lugar durante siete años, en colaboración con productoras de animación tanto en España, como en Estados Unidos, Holanda y Egipto. El reto ha sido conseguir sintetizar movimientos cotidianos de personajes urbanos, que por su precisión y contenido expresan la vida en la ciudad actual. Todos nos reconocemos o nos proyectamos en estos seres y sus cadencias. La ciudad está presente en los fondos blancos, el ritmo o la falta de él hacen visible lo invisible.

“… el espacio dinámico, con sus maravillosas danzas de tensiones y descargas, es la tierra donde el movimiento florece. El movimiento es la vida del espacio. El espacio vacío no existe, entonces no hay espacio sin movimiento ni movimiento sin espacio. Todo movimiento es un eterno cambio entre condensar y soltar, entre la creación de nudos de concentración y unificación de fuerza al condensar y de la creación de torsiones en el proceso de sujetar soltar. Estabilidad y movilidad alternan sin fin.”

Estas palabras de Rudolf von Laban, (1879-1958) coreógrafo, filósofo y arquitecto, son un apunte sobre su profunda comprensión del movimiento humano en el espacio y la trascendencia de ese conocimiento tanto para el individuo como para la comunidad.

La Ciudad Invisible, remite al espectador a la ciudad, una ciudad que responde al refinamiento y también al movimiento cotidiano que presentan los personajes que transitan en ella. Javier de Juan, no busca una referencia concreta, podría ser Madrid, Berlín o Shangai; se trata de una evocación abierta y simbólica, vinculada al concepto de globalización. Las ciudades y el comportamiento de sus habitantes como un lenguaje común.

Javier de Juan aborda la ciudad como lugar de representación, a través de ese lenguaje único, donde confluyen las dinámicas y tensiones que en ella se entrelazan. Para ello, utiliza un movimiento de extremada lentitud en el desplazamiento de algunos de los personajes, sobre un escenario carente de elementos, invisible. Esta puesta en escena nos lleva a pensar en el teatro no, único por su lentitud y austeridad que busca la belleza en la sutileza y la exactitud del movimiento. Así el artista, en esa búsqueda del movimiento perfecto, sugiere un paisaje urbano minimalista de gran expresividad. Y nos conduce a través de la urbe, con un movimiento marcado, un tempo casi detenido,  un “ahora”, a la congelación de un instante infinito en presente continuo. Pero el tiempo avanza inexorablemente a pesar de que los movimientos, en su lentitud, lo quisieran apresar para detenerlo.

En esta suerte de danza artística, Javier De Juan cuestiona abiertamente al espectador acerca de su participación y complicidad en ese entramado urbano. Su ritmo nos sitúa en un plano reflexivo que delata su deseo de compartir y encontrar respuestas a través de nuevas miradas. La idea de posibilidad, de cambio, de duda y también de reconstrucción, está presente en este proyecto. Hacer visible el tiempo de forma pausada es un modo de repasar, de concentrarse, de construir memoria para avanzar. Conceptualmente,  la utilización del lenguaje cinematográfico como herramienta extrapictórica favorece la narrativa que el artista busca para ofrecer la sensación de secuencialidad; así, plano a plano, cada fragmento, cada fotograma, representa un modo y una circunstancia diferente de existir en la ciudad.

Desde un punto formal, La Ciudad Invisible de Javier de Juan nos ofrece un recorrido armónico a través de determinados lugares de la historia del arte. Plásticamente la línea gruesa que remarca el contorno de los personajes busca subrayar el movimiento, moviendo la línea, desplazándola sobre el fondo blanco como una pulsión iniciática, atávica y primitiva. Nos retrotrae a un Gótico tardío donde la línea es la parte fundamental en el dibujo. Estamos en el Renacimiento cuando observamos su manejo de la luz para obtener profundidad de plano y situar al espectador en el espacio, así como la armonía de las proporciones como paradigma de belleza. La perspectiva aérea, las composiciones abiertas, la relación fondo y figura y la búsqueda de la expresividad y del movimiento nos traslada al Barroco. Dentro de las vanguardias históricas de la primera mitad del S. XX, su representación emocional del mundo,  nos lleva al expresionismo. Las formas de continuidad en el espacio y la obsesión por la representación del movimiento nos sitúan en el Futurismo. Y la influencia de la publicidad, el entorno urbano como temática y la relación con el cine, nos conduce al Pop Art.

El reto ha sido conseguir sintetizar movimientos cotidianos de personajes urbanos, que por su precisión y contenido expresan la vida en la ciudad actual. Todos nos reconocemos o nos proyectamos en estos seres y sus cadencias. La ciudad está presente en los fondos blancos, el ritmo o la falta de él hacen visible lo invisible.

Finalmente la comprensión del movimiento nos ofrece múltiples maneras de percibirnos y de relacionarnos con el entorno, incidiendo tanto en la parte racional como emocional del hombre.

http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/promociondelarte/actividades-de-promocion-del-arte/la-ciudad-invisible.html